EL COMIENZO DE LA VIDA CRISTIANA
DESCUBRA LECCIÓN 11
Gracias a Dios por la oportunidad que nos da de volver a empezar una nueva vida, y juntos como hermanos en Cristo, con la ayuda del Espíritu Santo, debemos alabar al Rey de reyes y Señor de señores. La próxima y última lección nos ayudará a encontrar un grupo que guarde los mandamientos de Dios y tenga la fe de Jesús; característica del pueblo verdadero y fiel, preparado para reinar al lado de Cristo por la eternidad.
Uno de los representantes de nuestra Escuela Bíblica en el África, nos envió este informe: “Hace cinco años recibí un pedido para visitar a un prisionero estudiante de uno de los cursos bíblicos por correspondencia. Las autoridades dieron su autorización, y tuve la oportunidad de visitarlo con frecuencia. Cerca de seis meses después de mi visita inicial, el preso pidió ser bautizado y unirse a la iglesia. Los oficiales de la cárcel acordaron proveer los medios para que el bautismo tuviera lugar en la prisión. Los guardias y otros prisioneros se reunieron para presenciar uno de los bautismos más emocionantes en los que alguna vez haya oficiado. Poco tiempo después, nuestro hermano fue puesto en libertad, aunque todavía le faltaba bastante tiempo para cumplir su condena. Cuando pregunté por qué, se me dijo que su vida había cambiado de una manera tan drástica y que testificaba tanto de su Señor y de su religión, que ya no se lo podía tratar como a un prisionero.”
¿QUÉ SIGNIFICA EL BAUTISMO?
En una conversación con Nicodemo, el líder de la comunidad que vino a Jesús de noche, el Señor declaró:
“Nacido del Espíritu” significa entrar a una nueva vida, ser objeto de un cambio de mente y de corazón.
¿POR QUÉ DEBO BAUTIZARME?
La salvación se basa en tres grandes actos de Cristo:
El bautismo significa morir al pecado con Cristo, sepultar la vieja vida de pecado con Cristo, y levantarse con Cristo para “vivir una nueva vida”. El acto físico del bautismo ilustra los pasos en el proceso de la conversión. Primero, bajamos al agua y somos sumergidos completamente, al igual que los que mueren son colocados en el sepulcro y cubiertos con tierra. Significa que estamos dispuestos a morir con Cristo y enterrar nuestro antiguo estilo de vida. Después, somos levantados del agua por el ministro oficiante, como una persona sería levantada de la tumba al ser resucitada. Ahora somos una “nueva creación”, dados a la “nueva vida” que Dios ha dispuesto para nosotros. El bautismo por aspersión no simboliza adecuadamente el nuevo nacimiento. ¿Qué significa verdaderamente morir con Cristo?
El bautismo representa externamente lo que una persona debe hacer en su interior: rendirlo todo a Cristo. ¿Quién es responsable de esa transformación?
Cuando me identifico con la crucifixión de Cristo por medio del bautismo, invito a una fuerza poderosa a entrar en mi vida, porque “Cristo vive en mí”. Para adquirir el deseo de poner tu vida totalmente en manos de Cristo, primero contémplalo en la cruz. No mires el pecado que te amenaza, ni tu experiencia pasada para lamentarte; mira a Jesús. Al contemplar su valiente sacrificio en el Calvario, puedes repetir con él: “Por el poder de la cruz resuelvo estar muerto a mi vida anterior y dedico mi vida a Dios. Me pongo del lado de Cristo. Desde ahora en adelante viviré por la ‘fe en el Hijo de Dios’, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
¿POR QUÉ FUE BAUTIZADO JESÚS?
En el Pentecostés, el apóstol Pedro dijo a aquellos que buscaban libertad de la culpa:
Pero, ¿por qué Cristo, que nunca cometió pecado, permitió ser bautizado?
Jesús no necesitaba arrepentirse porque no cometió pecado. Él fue bautizado por otra razón: para “que cumplamos toda justicia”. De esta manera, cuando los creyentes son sumergidos en las aguas bautismales, están siguiendo en las huellas del Maestro.
¿POR QUÉ DEBO SER SUMERGIDO?
Todas las evidencias sugieren que en su bautismo Cristo fue sumergido; no fue rociado con agua. Cuando Jesús vino a Juan para ser bautizado, bajó al agua, y después de ser bautizado [sumergido según el griego original], subió luego del agua (Mateo 3:16). La historia de la iglesia primitiva es clara al señalar que para sus miembros el bautismo se refería a inmersión. El abad Stanley, de la Iglesia de Inglaterra, escribió: “Durante los primeros trece siglos, la práctica universal del bautismo fue la del Nuevo Testamento, la cual es el verdadero significado de la palabra bautismo -es decir que aquellos que eran bautizados eran zambullidos, sumergidos, hundidos en agua” (Christian lnstitutes, pág. 21). Muchas iglesias construidas en Asia y en Europa entre los siglos IV y XIV, muestran bautisterios diseñados para sumergir a los conversos. Entre éstas se encuentran las catedrales de Pisa y San Juan, en Italia. No fue sino hasta el Concilio de Ravena en el siglo XV que la Iglesia Católica aceptó el bautismo por aspersión, teniendo la misma validez que la inmersión. La Biblia, sin embargo, hace claro que una persona debe aprender el camino de la salvación (Mateo 28:19, 20) que debe creer en Jesús antes de dar ese paso (Hechos 8:37), y que debe arrepentirse del pecado y ser perdonada antes de su bautismo (Hechos 2:38).
¿DEBO SER BAUTIZADO PARA SER SALVO?
De acuerdo a Jesús, el bautismo es esencial para quienes desean entrar en el cielo.
El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3:5).
Jesús sólo menciona una excepción: el ladrón en la cruz. Para él era imposible dejar la cruz para ser sumergido en el agua como testimonio de su conversión. Ante esas circunstancias, Jesús le prometió que estaría con él en el reino (Lucas 23:42-43). Para el ladrón, ser “nacido de agua y del Espíritu” representó la sangre de Jesús que había sido derramada para limpiarlo de sus pecados. Jesús mismo hízo esta solemne advertencia:
EL BAUTISMO ES SOLAMENTE EL COMIENZO
El apóstol Pablo dijo de su experiencia: Cada día muero (1 Corintios 15:31). Al apartamos del egoísmo, somos cada vez más sensibles a la voz de Cristo.
UNA RAZÓN PARA REGOCIJARNOS
El bautismo es motivo de gran alegría porque aquellos que ponen su fe en Cristo tienen la seguridad de vivir por la eternidad.
Cuando nos aferramos a Cristo nos convertimos en poderosos instrumentos en sus manos.
Podemos entregar nuestra vida a él incondicionalmente porque él ya se entregó incondicionalmente cuando pagó el precio por nuestros pecados en la cruz. ¡Qué privilegio es darle públicamente nuestro amor y lealtad! Si todavía no lo has hecho, ¿por qué no le entregas a Jesús tu vida ahora mismo? Pídele que cree en ti una nueva vida por medio de su Espíritu Santo, y después seas bautizado en Cristo.
Esta guía de DESCUBRA, ¿te ha ayudado a comprender el tema del bautismo?
¿Deseas hacer un pacto con Cristo por medio del bautismo, y bajar a las aguas bautismales?